[Opinión]

En el año 1974 Elbert Araújo llegó a Medellín, quería ser abogado de la Universidad de Antioquia y así lo logró en 1984. Hoy, 62 años después, ha sabido alternar su profesión y su talento para generar un impacto positivo en la construcción de paz del país.

Actualmente se desempeña como abogado litigante, árbitro y conciliador, además de seguir impulsando las causas sociales. Participa en una iniciativa que apoya la construcción de paz por medio de la música y se encuentra terminando “El vallenato le canta a la paz,” un álbum con 7 temas que tienen el único propósito de invitar a la construcción de paz.

Su motivación está alentada por la responsabilidad que siente de aportar un grano de arena al cambio, porque se considera un gestor de paz.

Su objetivo es transformar los imaginarios de conflicto que tiene la comunidad y generar un cambio a través de los mensajes que transmiten sus canciones. “Construyo paz por medio de la música, porque esta llega fácil a la gente, los incentiva y emociona. Es el más hermoso medio para unir a todo el país”. Elbert Araújo dedica su verdadera vocación a generar un cambio en su comunidad, por medio de sus letras y su fuerte convicción de dejarle a futuras generaciones un país diferente. “Camina mi hermano, hay mil caminos de encontrar reconciliación, paz y esperanza que salvemos nuestras almas…” Fragmento tomado de la canción Amor y paz de Elbert Araújo.

Existen innumerables iniciativas que apoyan la construcción de paz y cada una de las personas que son partícipes, aportan a esta indispensable labor con todo su amor, talento y dedicación.

Los versos de canciones compuestas e interpretadas por los niños y jóvenes de la Escuela Artística Tejiendo Saberes, en el municipio de Guapi, sur occidente del departamento del Cauca, son el lenguaje de la paz con el cual estos pequeños están transformando el conflicto en notas musicales.

Al ritmo del currulao y joropo interpretan mensajes de paz en las canciones que ellos mismos crean. Éstas son difundidas en los distintos barrios a los que llegan a hacer sus presentaciones, en las calles y plazas que un día fueron afectadas por el conflicto.

Debido a la buena labor de Rut Mariel Valencia García, directora de la escuela, en la actualidad estos mismos lugares son escenarios en los que se entonan estrofas que tiene como fin único el uso del lenguaje de la paz.

La cátedra para la construcción de la paz a través del fútbol “Fútbol y paz”, es autoría de Félix Mora Ortíz, un hijo de Fusagasugá, Cundinamarca, que pretende difundir un mensaje de reconciliación, paz, cultura ciudadana y no violencia a través de este deporte.

Iniciativa remitida por el Gobierno Nacional a la mesa de negociación en La Habana, éste programa sin ánimo de lucro desarrolla emprendimiento social y compromiso con la paz y la defensa de los derechos humanos, iniciativa que va de la mano de la promoción de espacios deportivos como territorios de paz, reconciliación y no violencia, aplicada ya en colegios públicos, instituciones gubernamentales y organizaciones locales mediante conversatorios y actividades que aportan en la construcción de una cultura de paz.

Félix Mora Ortíz.